martes, 25 de septiembre de 2018

Hay sitio para todas

Feminismo literario: modalidad difícil

Ser feminista no es fácil. Como le vi decir a una compañera, nadie es feminista por gusto. No es cómodo, no es divertido y es frustrante. Pero es necesario. Por eso seguimos siendo feministas, a pesar de las discusiones, los ataques y las decepciones. Porque la historia nos ha demostrado que nadie va a luchar por nosotras, que nuestras peticiones no se consideran prioritarias, a veces ni sensatas; que el cambio llegará cuando otros cambios se lleven a cabo. Y los cambios (algunos) llegan mientras el sistema patriarcal se mantiene. Así pues, nosotras seguimos luchando, cogemos el testigo de nuestras predecesoras, salimos a las redes, a la calle, reivindicamos nuestra libertad y nuestro lugar en el mundo, ese que nos pertenece por el mero hecho de existir.
Sentirse feminista es fácil. Por supuesto, defender la supremacía, ya sea blanca, masculina o de cualquier otra índole, es mucho más sencillo, siempre que se esté en el grupo privilegiado. Pero pensar que todos somos iguales y que deberíamos tener los mismos derechos y oportunidades es relativamente fácil. Al fin y al cabo, nadie osaría escoger un libro por el género de su autor, ¿verdad? Lo complicado es llevar ese pensamiento a la práctica, porque requiere un esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Supone autodestruir nuestro orgullo, aceptar que nunca dejaremos de tener actitudes machistas, que siempre seremos proclives a equivocarnos, que las situaciones no tienen una explicación única y simple. Supone analizar para poder actuar en consecuencia. Porque el feminismo es una actitud, no solo un pensamiento teórico.
El año pasado ya desglosé los factores intervinientes en la elección y compra de un libro. Doce meses después podría haber montado una destilería si me hubiera guardado un chupito por cada persona a la que he visto decir “yo no miro el género del autor al buscar un libro”. Porque resulta que hay quienes lo siguen mirando, ya sea antes o después de publicarlo; no hay más que observar algunas antologías, mesas redondas o preguntar al librero más cercano. Por eso seguimos repitiéndolo, sin importar quién se ofenda. Nunca he visto a adoptantes de animales quejarse por las campañas de adopción de estos, pero cuando se trata de perspectiva de género hay muchos lectores que se llevan las manos a la cabeza y hablan de gulags, nazismo y el extremismo más atroz.
Tranquilidad, no vamos a comernos a nadie si lee a más hombres que a mujeres a lo largo del año. Quizá lo hagamos si eso es lo que hace y presume de lo contrario, pero no porque seamos unas locas insensatas, sino porque estamos hartas de que nos tomen el pelo. Si os encontráis a una feminista con poca paciencia, seguramente sea porque lleva mucho activismo a sus espaldas y está cansada de debatir, de deconstruirse y reconstruirse, de formarse nuevas opiniones según conoce otras perspectivas, mientras le llueven insultos de quienes recurren a las soluciones rápidas y fáciles, y que en raras ocasiones suelen ser acertadas.
Como comentaba en el mencionado artículo, desde hace tiempo, pero sobre todo desde 2014, se vienen sucediendo una serie de iniciativas a las que se han añadido recientemente #UnAñoDeAutoras o las antologías TerroríficasDistópicas y Poshumanas. Tiempo más que suficiente para echar la vista atrás y reflexionar sobre lo que hemos conseguido y sus implicaciones, de forma que podamos dar un paso más, llegar a un nivel más difícil. De ahí que nos sintamos engañadas cuando alguien parece dar con la clave sin haber considerado todo el trabajo previo, porque se le arrebata el sentido a todo el progreso. Y no, sintiéndolo mucho, ni antes todas estas autoras eran campo, ni la solución a la brecha de género en literatura y la invisibilización de las escritoras es una fórmula matemática válida en todos los casos. Todo es relativo y tiene una razón de ser. Si se elimina la razón, por mucha buena intención que se tenga, la acción estará por completo vacía de significado.
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Cubiertas de las tres primeras ediciones de Alucinadas.
La mayoría de estas iniciativas se basan en crear espacios no mixtos (ya sean virtuales o en papel) para las escritoras de género, principalmente las de ciencia ficción, con el objetivo de darlas a conocer y visibilizar su trabajo. Como comentaba hace unas semanas Cristina Jurado, en apenas unos años hemos pasado de recitar unas pocas escritoras españolas de género a no caber en las menciones de Twitter. No erraré demasiado si afirmo que el movimiento en redes sociales ha ayudado también a este hecho. Hay un apoyo explícito de la comunidad (143 patrocinadores tuvo la última campaña para publicar Alucinadas IV y Terroríficas I, que no es una cifra baja si atendemos a la participación de los Ignotus, por ejemplo) y una participación masiva en las convocatorias de las antologías (casi 300 relatos llegaron a las arcas del II Premio Ripley).
¿Ha habido un cambio en el público? Pequeño, pero sí. Se leen más autoras y se publican más autoras (¿o es al revés?). La afluencia de público a la presentación de Distópicas y Poshumanas revela que el interés existe. Y no es una locura pensar que irá aumentando con el tiempo. ¿Es suficiente? No, y los datos están ahí. Las editoriales han publicado más obras de mujeres en los últimos años y los más vendidos siguen siendo hombres, además de que aparecen mucho más en prensa. Es difícil competir con los tradicionales bestsellers, pero aun eliminándolos de la ecuación, seguimos siendo minoría. ¿Hay que seguir trabajando en esta dirección, entonces? Mi opinión es que sí. Estas iniciativas están realizando un trabajo muy importante, pero la concienciación todavía no está asentada. Si las dejamos en el aire quizá no se produzca una regresión total, pero avanzar será más costoso. Porque, por encima de todo, lo que estos proyectos hacen es recordarnos que la igualdad todavía no se ha alcanzado y deberían desaparecer cuando se haya conseguido.
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Cubiertas de Distópicas y Poshumanas, antologías mellizas publicadas por Libros de la Ballena.
Sin embargo, también sería un error mantenernos en esta tesitura, porque aunque la mayoría de efectos de estas iniciativas son positivos, también tienen algunos negativos. Aunque muchos vienen derivados del machismo y los prejuicios que imperan en nuestra sociedad, de alguna manera el hecho de crear espacios no mixtos fomenta estas secuelas.
Como decía Nieves Delgado en este artículo, “Nosotras jugamos, porque ahora ya se nos permite jugar, en otra categoría; en la segunda división”. El objetivo de los proyectos de visibilización es demostrar que las mujeres estamos por derecho propio en la misma división que los hombres. La propia Nieves ganó el Ignotus con su relato “Casas rojas”, publicado en Alucinadas I, y el número de premiadas es bastante mayor que hace años. Sin embargo, el hecho de ser no mixtos ayuda a asentar la idea de que somos otra división, y sigue habiendo buena parte del público que nos considera de segunda. Y hay otra parte que, aunque no nos considere de segunda, nos sigue tratando como si fuéramos una categoría diferente.
El prejuicio de que las mujeres escriben para las mujeres y sobre las mujeres no es nuevo, pero muchos se resisten a aceptarlo como tal y arrancarlo de su ideario. Así pues, encontramos lectores sorprendidos porque el I Premio Ripley no es un panfleto feminista, sino una antología como cualquier otra con la particularidad de que todas las autorías pertenecen a mujeres. O con quienes “halagan” a unas pocas autoras diciéndoles que escriben como un hombre. Esta situación es sumamente peligrosa porque corremos el riesgo de formar (si es que no se ha formado ya) un nicho en el que nosotras, escritoras y lectoras, nos sentimos seguras, en el que varios hombres participan, pero en el que la mayoría no quiere entrar porque piensa que les es un terreno vedado.
La solución no es simple, y ahí es cuando entra el juego la modalidad difícil: tratarnos como iguales. Las campañas de visibilización están para lo que están, pero tienen una finalidad: que conozcamos y leamos más escritoras, que seamos conscientes de su legado. Así pues, fuera de estas campañas, no tiene sentido hacer un redil para excluirnos. Si en los artículos y proyectos aparentemente mixtos no aparecen mujeres, seguimos fomentando el mensaje de que existe una literatura universal formada por hombres y una literatura de mujeres. Ya lo dijeron en el blog de Distópicas:
Es un secreto a voces que la mujer ha sido relegada a una segunda categoría para la gran mayoría de quehaceres que no suponían cuidar del hogar familiar. Lo aceptamos como algo pasado, sin ser conscientes de que incluso a día de hoy sigue ocurriendo. No nos cansamos de escuchar términos tan estrafalarios como: literatura de mujeres o para mujeres; literatura femenina, en definitiva. Pero ¿se habla alguna vez de literatura masculina? No, el hombre está capacitado para cualquier género según la sociedad. ¡Las mujeres escriben! Y no se las puede relegar al género romántico o infantil/juvenil. Sin olvidar que las mujeres leen, y leen de todo, no solo «literatura para mujeres», un concepto que las propias mujeres no entendemos.
Visibilizar es el inicio, pero normalizar es el camino. Y para eso hay que concienciarse y trabajar para que en las listas de novedades, de recomendaciones, de clásicos, en artículos generalistas sobre el terror en España o la fantasía en Latinoamérica, haya presencia de autoras. Porque si no aparecemos, es como si no estuviéramos aquí, son las mismas listas de hace veinte años cuando los proyectos feministas no existían. Y no lo digo solo yo, hace unos días Gema Nieto exponía una postura similar en sus redes sociales, llamando la atención a tantos periodistas culturales que nos aíslan en unas temáticas determinadas.
Lo mismo ocurre con las antologías. Las antologías no mixtas de visibilización tienen una razón: mostrar que las mujeres, al contrario del pensamiento patriarcal que impregna el canon literario, escriben obras de calidad de diferentes perspectivas y temáticas alrededor de un género/subgénero: Alucinadas sobre ciencia ficción, Terroríficas sobre terror, el Premio Ripley juega con los dos géneros anteriores, Distópicas y Poshumanas se centran en un espectro histórico de la ciencia ficción escrita por españolas. El hecho de aparecer juntas nos da poder, nos da presencia, nos da la oportunidad de señalar y decir “estamos aquí”. Pero necesitamos aparecer en antologías mixtas para poder gritar “y no nos vamos a ir”. Las antologías mixtas proporcionan un tratamiento igualitario, que es el que venimos exigiendo desde las plataformas feministas. No tiene sentido dividirnos por género (cultural) a todas horas. Queremos participar con nuestros compañeros escritores, publicar en las mismas condiciones. Las convocatorias en anónimo ya son otro asunto. Pero cuando el antólogo o la antóloga elige a dedo quién participa, quizá debería considerar que tiene un deber moral antes de colocarse una bandera.
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Tema de nuestra charla en la edición de 2018 del Festival Celsius 232.
Como último ejemplo, me centraré en las charlas y mesas redondas. En la Nave ya publicamos un artículo de Susana Vallejo que escribió en 1998 y se titulaba Basta de mujeres y cf. Argumentos similares esgrimía Kelly Sue DeConnick en el Salón del Cómic de Barcelona. Las charlas sobre mujeres en cualquier ámbito son iniciáticas, pero en el medio en que nos movemos ya están pasadas y a largo plazo resultan repetitivas y acentúan la sensación de que, como mujeres, solo podemos hablar de mujeres.
Organizadores y organizadoras de eventos y charlas, dadnos un tema y conquistaremos el mundo. Hay expertas en cualquier disciplina, las experiencias entre escritoras y escritores no difieren entre sí más de lo que pueden diferir entre dos autores diferentes, ser feminista no implica que eso sea de lo único que podemos conversar. Lo que tenemos es la posibilidad de dar otra perspectiva, hablar del vampiro como símbolo de poder (vampiro = hombre, humano = mujer), del monstruo como ser diferente al hombre tradicional, de la maternidad como elemento especulativo que busca la liberación femenina, de la sororidad (o falta de la misma) en la fantasía épica… No necesitamos un contexto específicamente feminista para hacer activismo. Y si no somos feministas, tampoco pasa nada, porque seguimos teniendo la capacidad de hablar de los mismos temas que los hombres, porque somos seres con nuestra ideología, nuestras creencias y nuestra visión del mundo, y la de cada una es diferente de la de al lado.
Sentirse feminista es fácil. Hacerle un hueco a las mujeres es lógico. Que el hueco esté a la misma altura que el de los hombres parece escocer un poco más. Pero no importa si tardamos más o menos, si recibimos más o menos ayuda. Ser mujer ya es un reto de por sí. Jugamos en modalidad difícil toda nuestra vida. Abriremos ese hueco con uñas y dientes si hace falta. Porque es el lugar que nos pertenece por derecho. Y en ese hueco hay sitio para todas.
Laura S. Maquilón
Laura S. Maquilón (Reseñas/Fichas de autoras): Sierpe. Lectora por vocación. Arquitecta por amor al arte. Amante de la fantasía desde pequeña y fascinada por la ciencia ficción. Escribo relatos y tengo muchas historias en la mente. También escribo reseñas. Y artículos. Y hasta la lista de la compra.
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Reseñas de La ventana del sur

Binti por Nnedi Okorafor

Binti_Portada_Crononauta
¡He vuelto!, estuve metida en algunos proyectos con mis colegas <3 y me tomó muchísimo tiempo terminarlos D:!
Pero bueno, coincidió que nos llegó un paquetito (enviado en Febrero)  en Mayo desde España, enviado por nuestras amigas de Crononauta,  me refiero a “Binti”, traducido por Carla Bataller Estruch  ,  y que vengo a recomendarla a muerte.
¡Como siempre! vamos con la sinopsis y un poquito de información sobre esta maravillosa autora.
Su nombre es Binti, y es la primera de los himba a la que se le ha ofrecido una plaza en Oomza Uni: la mejor institución de enseñanza superior de la galaxia. Aceptar esta oferta significará abandonar su casa, su familia y viajar a través de las estrellas entre extraños que no comparten su forma de ser ni respetan sus costumbres.
Lo que Binti no sabe es que el conocimiento le costará caro. Una sanguinaria raza alienígena, las medusas, amenazan su viaje y, para poder sobrevivir, necesitará la ayuda de su pueblo y de la sabiduría contenida en la Universidad.
Ganadora de un premio Hugo en 2016, un Nébula en 2015 y nominada al Locus, Binti es una historia intensa y condensada. En Binti comprobaremos cómo funcionan los prejuicios con los que crecemos y cómo se desmorona este sistema de creencias cuando se trata de afrontar lo desconocido. Nuevos lugares, nuevos modos de comunicarse y el temido y a la vez cautivador contacto con el otro, ya sea una raza alienígena o una cultura africana, tan distante de la nuestra, que podríamos sentir de otro planeta diferente.
Este viaje transformará a quien lo emprende de forma irremediable, sin posibilidad de volver atrás.
Se estarán preguntando, ¿medusas espaciales? SÍ! medusas espaciales, la verdad es que al principio me extrañó la premisa que nos presenta la autora pero luego pasa a ser totalmente cautivante.

Nieve Negra – Camila Valenzuela León

¿Ven? Yo les dije que volvería con otro libro de Camila Valenzuela. Éste se lo habían prestado a una amiga, y no pude evitar pedírselo para leerlo.
Primero que todo, la sinopsis:
Una adolescente como cualquiera y una cruel madrastra que debe quitarla del camino. Dos tiempos. Dos relatos que se funden como mitades perfectas de una manzana. Nieve Negra nos hará descubrir lo que más tememos de nosotros mismos, aquello que jamás hubiésemos querido saber.

Es una sinopsis bastante breve, pero potente. Nieva Negra es un libro de la colección Barco de Vapor, de Ediciones SM, cuya primera publicación fue el 2014. Es un libro juvenil, de misterio, muucho misterio y fantasía. Pero una fantasía que se acerca a nuestras raíces chilenas, con una ambientación más bien criolla dentro del siglo XIX (más o menos).
Lo interesante de este libro es el trabajo a dos voces donde se nos presentan dos historias, las que se van intercalando capítulo a capítulo en un tejido muy cuidadoso y preciso que nos lleva a un final macabro. Es un viaje en espiral de una serpiente que se persigue frenéticamente la cola hasta que logra morderla al final.

Zahorí, El Legado – Camila Valenzuela León

¡Hola a todos una vez más! No es que se me olvide que tengo un blog, es que a veces me tomo retos largos que toman su tiempo, como el libro que les traigo a continuación.
Empezaré explicando que este libro salió al mundo, allá por el 2013. Sí, algunos años ya. Corresponde al primero de una trilogía que causó un gran impacto en su época, como un nuevo fenómeno de la fantasía a nivel local, acá en Chile, al sur del mundo. Y el impacto era también porque se trataba de una joven escritora, osea, una pluma femenina que venía a mostrar algo distinto a lo usual.
Bien, recuerdo que no leí el libro en su época, ya que yo estaba muy alejada de los libros por ese entonces. O al menos, no confiaba aún en que pudiera salir algo bueno de manos nacionales (sí, así tal cual, olvidando incluso a las maravillosas Ana María Güiraldes y Jaqueline Balcells).
Por eso cuando tomé este libro en mis manos ahora, en el presente en que sí leo mucho, y sí le tengo fe a los autores y autoras nacionales, recordé todas estas cosas con la expectativa de saldar un poquito el pasado.
Partamos con la sinopsis.
Siglos atrás, en la antigua Irlanda, quedó pendiente una promesa y un oscuro presagio. Algunos creyeron que el juramento quedaría en la palabra, pero la sangre no olvida. Solo en el presente, cuando las hermanas Azancot lleguen a vivir a un remoto pueblo ubicado en el sur de Chile, un linaje completo entenderá la fuerza de ese juramento. Entre el mar y bosques de alerces milenario, se encuentra la casona de Mercedes Plass, una abuela que guarda varios secretos familiares. Pronto, las cuatro hermanas descubrirán su destino y el legado que les fue heredado.
Esta es la primera parte de Zahorí, una trilogía de corte fantástico, creada por la joven autora Camila Valenzuela.

Entrevista Autoras chilenas: Yamila Huerta

¡Hemos vuelto con las entrevistas!, ya estamos preparando varias por ahí que se sorprenderán.
Pues bien, ahora fue el turno de Yamila Huerta, escritora conocida por las obras “Diario de un Trovador” y “El mendigo de Karmaf”.
Fue una conversación larga, con muchas reflexiones y con más de algunos consejos para aquell@s que se quieren internar en el mundo de la escritura. Agradecemos a Yamila su tiempo para nuestra iniciativa y su buena voluntad.